sábado, 16 de noviembre de 2013

A la deriva



A la deriva

Déjenme andar indígena
en este viento de cristales rotos.
No hay paredes.
La luz ha huido de los pómulos de abuela
quien se ha puesto óleo azul –la eterna-
y sombra, mucha sombra.
No hay paredes ni paredes ni paredes.
El arca tiene un grito de loco en las bisagras
una trenza perdida en la humedad de sus ropajes.
Te conjuro, te ensalmo
lugar en que las voces de los míos quedaron
cual galería de lozas cuarteadas, desconocidas.
No hay paredes ni paredes ni paredes.

Déjenme andar indígena
en este viento de cristales rotos
quiero salvar lo nómada y lo cierva
andar a la deriva.




Del libro “Revelaciones”

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