sábado, 16 de noviembre de 2013

El hombre del tren





El hombre del tren

Llegaste a la multitud
con olor a frutas mediterráneas
y el bolso colgando del hombro.

Siempre venías silencioso
a la misma hora
y tomabas el mismo tren.

Tus ojos miraban por la ventanilla
la espesura del valle 
o se cerraban o leían durante el trayecto.

Descendías en la parada de San Francisco
y te observaba alejarte por el camino
hacia la nada.

Nunca te escuché hablar
nunca me viste
ni aún aquella vez que me senté a tu lado
y aspiré el mar de tu silencio.

¿Por qué entonces te esperaba cada lunes?
¿Por qué todavía te espero aunque no acudas a la estación?
¿En qué otra estación del mundo ahora esperas?
¿Qué otra mujer te verá llegar y le salvarás los ojos? 

Siempre me hago preguntas incontestables
siempre me fijo en hombres
que dejan su estrella
y luego
desaparecen.



Del libro “Días muertos de una isla”

No hay comentarios:

Publicar un comentario